El pasado día 8 de Noviembre hubo un punto de inflexión en nuestra afición al mountain-bike. Gracias a Zatoza conseguimos superar no sólo una barrera física, sino también psicológica. El pasado día 8 de Noviembre gracias a la fuerza que nuestras piernas infringen sobre los pedales de nuestras bicicletas, nos llevaron a hacer más de 75 km. Algo que hasta aquel día, creíamos imposible de hacer en tan solo una mañana.
Nuestro propósito era simple: salir de Zamora ir hasta Toro y volver. La ruta era fácil, no tenía dificultad técnica ni tampoco poseía grandes desniveles. Pero no teníamos todo a favor, además de no contar con una buena forma física, teníamos que añadir un ligero viento y lo que es más importante una distancia de ruta total de 75 kilómetros. Nunca habíamos superado los 60 kilómetros en una sola mañana, y el desafío psicológico era importante.
Con una temperatura aproximada de 7 ºC, salimos de Zamora aproximadamente a las 9 de la mañana con la intención de cruzar el puente de la autovía a Salamanca y cruzar el rio Duero. Tomamos el camino que nos conduciría a Villaralbo, Madridanos y por fin a la maravillosa zona de las Contiendas. Tras hacer un recorrido a los pies de estas montañas coronadas por aerogeneradores, rodando paralelamente al arroyo Talanda, subimos por un difícil y empinado camino que nos llevaba directamente a la cima de Contiendas.
Todo fue coser y cantar después de aquello hasta llegar al pueblo de Peleagonzalo, donde hicimos una de las dos paradas de avituallamiento, y fuimos alegremente acompañados por tres niños rumanos que jugaban en la plaza del pueblo. Una vez cogidas fuerzas, reanudamos la marcha hacía Toro. Para ello fuimos a encontrarnos con nuestro rio Duero, quien desde allí nos hizo compañía hasta llegar al final de la ruta, ya que fuimos rodando como quien dice casi a su orilla.
Llegados a Toro y hacernos unas pocas fotos que demostraran nuestro proeza, dimos media vuelta exactamente por donde habíamos venido. Otra vez en Peleagonzalo, llevamos a cabo nuestra segunda parada de avituallamiento. Tras reanudar la ruta, decidimos coger la carretera que pasaba por el pueblo y que nos llevaría a Zamora tras pasar por Granja Florencia, Villalazán y finalmente Villaralbo.
Quizás no es una ruta muy técnica en la que se pueda descargar adrenalina, pero es una ruta agradable y bonita, una ruta para hacer con amigos y “echarse un parlao”, en la que por seguro se dejarán a un lado los problemas y preocupaciones.
Casi se me olvida, los artífices de esta espléndida ruta fueron: Morwin, Mr_Aliso, CH y Jupelre.
Os dejo con unas instantáneas de Zatoza:
Y para los que vivan por los alrededores y se animen a hacer esta ruta, aquí una captura del Google earth: